marzo 18, 2012

Reprobado

Es de llamar la atención la tarjeta que te entregan en la taquilla del cine al momento de comprar tu boleto para ver el documental “De panzazo”, esto porque no imagino quién va a leer estas tarjetas?, quién va a capturar las respuestas?, para qué servirá la información recabada?, o será que las tarjetas solo son el equivalente al proceso político de juntar firmas del pueblo para que el pueblo crea que está haciendo algo desde su pluma?.

Después seguía caminar a la sala del cine y ver el documental, comer palomitas, oprimir mi sarcasmo frente a las estadísticas “googleadas”, avergonzarme de que odio las matemáticas, de no ser bilingüe, reírme de que al final, el objetivo del documental estaba lejos de informarte, de proponer soluciones sin recurrir al malogrado sistema de la urna, el objetivo del documental sucumbía al ego de un periodista tendencioso y protagonista, hinchado en su máximo esplendor.

Es sencillo: el documental no solo no revela “algo”, tampoco consigue documentar lo que ya sabíamos, intenta explicar con dejavús de nuestra propias aulas, las razones de por qué el sistema educativo en México no sirve, incluso, no explota puntos importantes como las estadísticas de comparación con otros países, o la comparación de la escuela pública con la escuela privada.

En pocas palabras, el discurso presente en el documental le viene bien a un padre de familia victimizado como bien lo sabe victimizar la televisión mexicana a través de sus telenovelas.

El documental es una ilusión por hacer el “Periodismo de Calidad” que Loret de Mola necesita para su ego, para demostrar que no es el nuevo “Adela Micha” de Televisa, es un video casi casero de una preocupación personal a la “miren como enfrento el sistema”, “miren como no le tengo miedo a la Gordillo”, “vean como la culpa no es del Popocatépetl”. Evidentemente, si alguien está contento con este documental es Carlos Loret.